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CÍCLICA COMO LA LUNA

     En la antigüedad la mujer menstruante era considerada sagrada. Estar en tiempo de luna significaba que dicha mujer en conexión con su cuerpo realizaba una ofrenda a la tierra y gestaba armonía con su entorno promoviendo la paz en su comunidad.


Con la influencia del astro Lunar casi todas las mujeres menstruaban en un mismo tiempo por lo que se reunían en un recinto especial (Tienda roja para nativos norteamericanos) donde las abuelas transmitían el saber ancestral del poder y el valor femenino y las más jóvenes comprendían el privilegio de menstruar y transmitir la vida. Se sentaban en el círculo de la palabra, y cantaban y danzaban ´celebrando su vínculo con la Madre Tierra y también dispersaban su luna (menstruación) por los campos y toda la comunidad agradecía su hacer y los hombres valoraban su ciclo y su ser.

Con el paso de los siglos fueron varios los aditamentos que las mujeres emplearon para recoger sus menstruación y entregarla en ofrenda, sin embargo la mujer fue olvidando y poco a poco se fue desdibujando el sentido sacro de la tienda roja, de los ritos de transición y del compartir femenino, adicionalmente en diversas culturas y promovido por la religión se fue relegando el rol importante de lo femenino en la comunidad y se catalogó a la mujer en su fase menstrual como impura y se condenó al ocultamiento algo tan fisiológico y divino como la vida misma.

Mujeres…fuimos olvidando y adoptamos un sistema de creencias en torno a nuestro ciclo menstrual que en vez de fortalecernos y hacernos sentir plenas nos debilitó. Ocultamos nuestro flujo menstrual, lo enmascaramos de varias formas usando productos industriales cuya publicidad ofrece el sentirse fresca y libre de olor pero que nos están enfermando.

Si visitáramos comunidades indígenas guardianes de la tradición, veríamos mujeres felices y saludables con sus lunas.

En las últimas décadas se ha incrementado la incidencia y prevalencia de procesos como las hemorragias uterinas, los miomas, la endometriosis y los quistes de ovarios, los cuales podemos relacionar no sólo con la inadecuada dieta moderna y el sedentarismo sino también con la presencia de sustancias como el rayón, el asbesto, el cloro y las dioxinas en productos que ponemos en contacto íntimo con nuestra piel, con nuestra vagina.

La industria no quiere reconocerlo pero las toallas “ sanitarias” y los tampones” aumentan el flujo menstrual, generan resequedad, alergias, cambios hormonales y predisponen a sobreinfecciones pues al contener materiales superabsorbentes no sólo absorben el flujo menstrual sino los fluidos equilibrantes de nuestra mucosa vaginal. Y si esto fuera poco, a más de atentar contra nuestros cuerpos lo hacen contra del planeta; una toalla, protector o tampón demora entre 200-500 años en degradarse, los aplicadores de tampones tardan un poco más. Sabías que una mujer utiliza en su vida menstruante casi 15 000 de estos productos que promueven el pensar que nuestra sangre es basura cuando la verdad es que es un fluido maravilloso con el cual podemos sanarnos y ayudar a nuestra Tierra?

En los últimos años han surgido alternativas amigables con nuestro planeta y nuestro cuerpo para disminuir la huella ecológica que generamos mes a mes, se publicitan poco pues no sirven para llenar los bolsillos de los grandes industriales. Tenemos a nuestra disposición copas lunares de diversas marcas y materiales con más de 60 años de historia y unas cómodas y saludables toallas en tela que recogen lo natural del ayer y lo unen a la tecnología del hoy. Las toallas industriales tienen menos tiempo de aparición pero siendo un negocio tan rentable su difusión fue mayor.

El factor económico influye en este momento. Suponiendo que uses 10-20 toallas y/o tampones por ciclo estamos hablando de un gasto mensual en un rango de $ 8000 a $ 30000 multiplicado por 13 ciclos al año por 35 años de menstruación nos da un gasto total que oscila entre $ 3640000 y $ 13000000. No te parece que es mucho dinero para “echarlo” a la basura. Además aquí no incluyo los gastos por protectores de uso diario que si bien en algunos casos se requieren (incontinencia urinaria, días previos a lunita) son un invento para hacernos consumir más.

Y... si te planteas hacer siembra de luna para reconectarte con tu interior no te interesaría hacerlo con algo que facilite su recolección? Puedes pensar que es engorroso estar lavando toallitas y en lo qué pensarán quienes las vean colgadas, pero si vas más allá y le encuentras el sentido profundo y sagrado será un momento en el que participarás de un ritual lunar personal: sumerges las toallas en agua fría para recuperar tu luna y cerrar el ciclo entregándola a la tierra y luego puedes lavarlas igual que tu ropa interior a mano o en lavadora; además vienen en hermosos diseños. Si prefieres usar la copa el proceso es más fácil.

Mujer tu vida es sagrada, tu luna...también.

2 comentarios:

Maria Monica dijo...

Hola, muy interesante tu artículo, aunque cabe aclarar que nuestro proceso lunar si bien es muy importante para nosotras, somos solo nosotras quienes debemos vivirlo, ya que esta es una energía que como tu bien lo dices es para purificarnos, y quienes no están en ese proceso la energía les llega de otro modo, por eso los indígenas y las tribus ancestrales en general adecuaban un sitio donde solo las mujeres que tenían la menstruación podían estar durante ese tiempo, ya que, si se juntaban con los taitas, sus esposos, o el resto de la comunidad, esta energía si resultaba contaminante para muchas cosas, por ejemplo, en los alimentos y hasta las plantas de tipo medicinal y de sabiduría, entonces si queremos establecer ese vínculo con la tierra vaciando nuestros fluidos sobre las plantas o un árbol pues estaríamos contaminando y eso no es lo que queremos, por eso es mejor vaciarlos en lugares llanos, donde no hayan árboles ni plantas medicinales y preferiblemente tampoco ornamentales, así podemos liberar nuestras malas energías sin contaminar lo que nos rodea, sea plantas, animales, alimentos o personas;de igual forma, este proceso es algo muy sagrado, por eso la mujer debe estar en reposo permanente, y no ejercitarse ni tener estrés de ningún tipo, también la alimentación sebe ser muy balanceada, la carne y los lácteos generan mal olor, y flujo abundante, todos estos consejos pueden ayudar a toda mujer que quiera cuidar de verdad su ciclo y estar en armonía con su ser interior y con la naturaleza.recordemos que necesitamos mujeres de verdad, no chicas que solo finjan ser naturales y se están dañando interna y físicamente.

Adriana Marcela Sánchez Otero dijo...

Gracias Maria Mónica por tus aportes.
Nuestro tiempo de Luna es un tiempo especial para nosotras donde la pausa en el ritmo y el autocuido son primordiales. Dentro de lo vivido en la Senda lunar es claro que a través de nuestro fluir lunar liberamos procesos físicos, energéticos, mentales, emocionales; al ofrendarlos a la Madre tierra con Intención Amorosa, los tranmutamos de tal forma que la siembra de luna puede hacerse incluso en plantas medicinales con lo que activamos otras cualidades y poderes.